“Mirar el río hecho de tiempo y agua y recordar que el tiempo es orto río, saber que nos perdemos como el río y que los rostros pasan como el agua”
Borges
Borges
El colectivo de comunicación del municipio de Mercaderes, ligado al proyecto Red de Comunicación ciudadana para las organizaciones sociales de la región, liderado por el Fondo mixto de cultura de Nariño, ha propiciado un espacio importante que permite a grupos de jóvenes de nuestra localidad interesarse en el rescate de nuestras procesos culturales y sobre todo reafirmar nuestra identidad, es por eso, que nos hemos dado a la tarea de reescribir nuestra propia historia con el ánimo de impulsar el recuerdo y recuperar el legado que a través de muchas décadas nos han dejado nuestros abuelos. Para este propósito hemos tomado como punto de referencia las fiestas decembrinas y carnavales de blancos y negros evocando precisamente el hecho histórico de nuestro pueblo, fundado hace 471 años, un 24 de diciembre.
24 de diciembre (años 1953-1960)
La celebración de este día era muy sencilla, consiste en la misa de gallo y reuniones familiares, sólo hasta el año 1953 con la venida del párroco Ardito se organiza mejor el evento y se le da mayor trascendencia con la inclusión de la alborada y la novena, la cual se repartía por sectores de población, a todo tipo de instituciones, incluida la alcaldía municipal.
La alborada se iniciaba mas o menos entre las tres y cuatro de la mañana con el despertar de la músicas para proceder luego a despertar a los demás integrantes de la alborada al golpe de tambora, además de los instrumentos tradicionales de la chirimía, se utilizaban otros para acompañar villancicos como eran la pandereta, el pujo y las bodoqueras.
Era común también que al término del recorrido por las calles del pueblo, al menos la chirimía ingresaba hasta el coro de la iglesia para la interpretación de algunos temas.
En el transcurrir del recorrido de las chirimías era continuo; empezaba con la alborada y seguía durante todo el día acompañado eventos como los disfraces de niño de Indios y Negros frente al templo para hacer entrega al párroco de las respectivas ofrendas y en los entretiempos simplemente se dedicaban a dar alegría y ambiente al pueblo.
Una vez caída la noche la chirimía formaba parte de la celebración de los aguinaldos y porque no de la elevada de globos de papel cometa, lava loca, la pelota de fuego y todo tipo de actividad recreativa típica de la época.
Finalmente era deber también acompañar la misa de gallo y continuar tocando hasta el amanecer. La chirimía era el centro de atracción y movilización del personal, es grato el recuerdo, a los fiesteros nos daban rosquillas, hojaldras, monjarillo y por supuesto el infaltable aguardientico.
Este furor duró hasta los años 60, tal parece que el padre Ardito organizó la fiesta y con su partida casi se la lleva, la tradición es bonita y de alguna manera sigue pero se va perdiendo fruto del irrespeto, la inconciencia y la patanería.
Notas:
Para la celebración de los aguinaldos, los participantes se cubrían totalmente el cuerpo con costales rellenos de trapos y otros elementos, además de una máscara, si no se descubría al capitán de cada equipo se aplazaba para el día 31 de diciembre t en caso extremo hasta el 6 de enero para realizar el destape.
Pujo: También conocido como puerca o zambumbia, instrumento formado por un totumo o mate recubierto con una vejiga de res y un palo amarrado en el centro que al sobarlo emite un sonido muy particular.
Bodoquera: Rama de una arbusto del mismo nombre de forma tubular al cual se le introducía un palito muy fino con algo mojado y servia para hacer las veces de silbato.
1 DE ENERO años 1945 – 1950
Inicialmente se aprovechaba para dar el “Feliz año” a todas aquellas personas que se se había encontrado en la noche del 31; luego, el hecho de mayor trascendencia para este día consistía en la celebración de la misa Campal costeada totalmente por la alcaldía municipal, quienes en cabeza del alcalde y sus secretarios trasladaban el pabellón nacional hacia el evento, igual labor realizaba el concejo en pleno con el escudo y la bandera nacional.
La misa estaba precedida por la orquesta Vásquez, la cual tenía como integrantes importantes a Lisandro Vásquez y Salomón Vásquez quienes eran compositores e interpretes muy destacados en el pueblo y que de algún modo hacían las veces de escuela musical y el acompañamiento musical de la orquesta incluía también el brindar una copa de vino al sacerdote, se realizaba de igual manera en la casa cural la entrega de ofrendas (ovejas, palomas, gallinas, etc.) por parte de las personas que asistían a la misa.
Una vez terminada la homilía, se organizaba el baile también amenizado por la Orquesta Vásquez en el parque central, debajo del árbol de higuerón o en la casa de personas pudientes como Pachito Solís y Sixto , Plaza al son de pasillos y bambucos. El baile también se acompañaba con comida que se repartía al común del pueblo.
Entre tanto en el resto del pueblo se celebraba el primero de enero con el desfile de disfraces a ritmo de chirimía integrada de la siguiente manera:
Emilio Pérez : Tambora
José Cococho : Flauta
Delfín Vásquez : Flauta
Emiliano Caicedo : Tambora
Guillermo Lopera : Tambora
Gabriel Guerrero : Tambora
Cabe destacar que la orquesta Vásquez interpretaba temas que nuestros relatores denominaban “Música de sala” muy selecta para la época, y sólo brindaban serenatas o tocatas a sus esposas o amigos muy allegados – Integrantes.
Lisandro Vásquez : Violin
Salomón Vásquez : Flauta
Carlos Sánchez : Guitarra
Leonidas Vásquez : Maracas
Alberto Sánchez : Violon
Pascual Sánchez : Guitarra
Teodoro Urbano : Tiple
Abraham Sánchez : Guitarra marcante
5 de enero
Se iniciaba con la comisión encabezada por don Emiliano Pérez quien había hecho un contacto con una familia de músicos ubicado en la vereda los planes, precisamente en Cerro pelao (límites entre los municipios de Mercaderes y Bolívar)
Los Quinayas eran una familia de ascendencia indígena e integraban una chirimía.
Entre tanto una parte de la comunidad Mercadereña aguardaba en un sitio denominado la Nariz del Diablo, la llegada de tan anunciada chirimía; Emiliano ya próximo a este lugar comunicaba su venida a través de cuetones, más próximo aún, llegando a son Sandinsa lanzaba otra carga de cuetones que era respondida por las personas que esperaban en el filo; una vez llegaba el grupo, se integraban y Emiliano daba la orden de tocar la primera pieza musical y de echarse un traguito para encaminarse hacia la entrada del pueblo, ahí estaba agolpada el resto de la población para presenciar un hecho único hasta el momento, después de un apoteósico recibimiento en el higueroncito se iniciaba la fiesta con desfile hasta el parque central acompañado de diferentes disfraces (generalmente de gitanos) y la gente se untaba tizne elaborado con carbón vegetal molido mezclado con empella de cerdo, con motivo de celebrar el día de los refritos. La fiesta duraba hasta tarde horas de la noche, incluso algunos pasaban derecho la celebración hasta el 6 de enero.
6 de enero
Se daba inicio a la fiesta muy temprano con la chirimía de los Quinayas en la alborada, para asistir luego a la misa, ya en horas de la tarde don Emiliano Pérez iniciaba la búsqueda de trajes y motivos para que los niños y los jóvenes se disfrazaban, la celebración se hacía con maizena y harina, se realizaba además carreras de caballos, lucha, concurso para arrancarle la cabeza al pato, se tomaba chicha, guarapo y la pelusa (aguardiente destilado artesanalmente).
Hacia los años 50 (cincuenta) se hacía partícipe de la fiesta el barrio San Fernando también impulsada por Emiliano y su hermano Ambrosio Pérez, quienes organizaban una comparsa denominada “La familia Castañeda” en donde cortaban burros con ollas, ropa, comida y con colores muy llamativos, llegaban en caravana hasta el parque central en donde organizaban un ritual de disputa por la comida entre indios y negros, finalmente cocinaban rellena , yuca, zapallo y guineo, consumiendo una parte y el resto se lo reparten a la gente.
Hacia los años 60’s aún se conservaba la participación del barrio San Fernando donde sus pobladores se disfrazaban de los meses del año, bajaban hacía el pueblo con murgas de tambora e instrumentos de cuerda interpretando por Marino Chávez y Buenaventura Ruíz entre otros.
Se organizaba además el desfile de los Reyes Magos, los pastorcitos y gitanos que terminaban en regalos que le llevaban al padre a son de música y baile, especialmente de Bambuco.
La vereda de Potrerillo se integraba a esta celebración con la marcha de número que consistía en un madero con cintas de muchos colores, acompañada de una grana algarabía , hasta donde se recuerda, la celebración de carnavales con la participación de barrio San Fernando y la vereda de Potrerito duró hasta más o menos en año 1965.
En el año 1966 se conforma la chirimía “Ritmos del guaico” integrada por Gilberto Urbano Cabrera: tambora, profesor Fermín Vega, tambora; profesor, Eduardo Muñoz, flauta, Franco Erazzo, flauta, Federico Ortega; tambora, Iván Fernández: charrasca y luego ingresa don Emiliano Ortega “El duende” interpretando la tambora. Como característica importante podemos afirmar que ésta chirimía era mucho más amplia en cuanto a integrantes y organización puesto que la mayoría de ellos eran músicos autodidactas.
Varios años después se conformó la chirimía de los viejos denominada “Cotolengo” de la cual algunos integrantes, muy pocos permanecen activos.